viernes, 6 de agosto de 2010

Román Saavedra (Eustaquio Kallata): Estepa en Llamas

Román Saavedra nació en Puno en 1902. Radicó en el Cusco, fue también periodista y crítico literario. Hizo sus escritos bajo el seudónimo de Estaquio Kallata. Como crítico fue lapidario de jóvenes escritores quienes, luego de años, tomaron la misma actitud. Murió en 1978

La obra se resume de la siguiente forma:

I. Estepa en Llamas.- Nos dirigimos hacia el atracadero, con nuestras balsas llenas. Al otro lado de la orilla están los Zapanas, allá es mejor, aquí es triste. A la madrugada nos formamos para pescar para el Tata-cura. El cholo Incayupanqui nos dice ¡Apuren!, eres jodido le dice Crucito. Nos reíamos. Llevamos nuestra primera faena donde el cura y nos dices ¿Qué es esto? Le decimos el río es nuestro padre y madre, y está enojado porque no le hemos hecho t’inkasqa. El cura no nos cree, pero igual nos da alcohol y coca. Luego hacemos el “pago” que luego da buenos resultados.
El cura y el gobernador miran con codicia a mi lindísima cholita Janita. Blasfemé contra mis padres que nunca alzaron sus puños contra sus explotadores, escupí contra esta tierra, nació un clamor contra los condenados mistis.
II. La Estepa en Llamas.- Una mañana vino Sotelo Jallasi: En total somos 70 mil indios de todos los ayllus, en Samán hemos incendiado la hacienda Esperanza, hemos metido fuego a la iglesia, el líder es Rumi Maki, nuestro hermano. Me alisté para la venganza sin titubeos. Entrábamos a las haciendas, requisábamos, guindábamos a los mistis. Fue un clamor de mi raza.
III. La Ruta de los Huesos.- En Ayabaca están todavía blanqueando la pampa los huesos de los que fueron copados. Los soldados se echaron sobre el Collao, contra sus hermanos, tomaron los fusiles, nos aplastaron sin misericordia. Para la próxima ya sabemos cómo pelear.
IV. Mandato.- Es Abril, Siento todo el kollao alerta. Otra vez se han levantado los indios. Se arman junto a los soldados. ¡Arriba los indios! Los gamonales son fuertes porque tienen a nuestros hermanos los soldados, pero nuestro destino es triunfar.
V. Post data. Fracasamos. Ahora reina la tranquilidad en Puno. Los vecinos distinguidos premiaron a lso valientes que protegieron la bendita propiedad privada. Algún dia estos gamonales amanecerán con la soga al cuello. Ahí es cuando quisiera verles la cara a estos hijos de pu… na.


En cuanto al plano linguiístico podemos afiemar: Se utiliza un español andino, es decir con elementos del idioma nativo (generalmente sustantivos). Este dialecto se utiliza en la región altiplánica, vale decir El Collao. Ejm.

- Los alqamaris con tardo vuelo aterrizaban hambrientos.
- Reventó en mi paladar un sabor agrio y envenenador como el fruto de la taqachila.
- Janita, la linda wallatita de mi ayllu.
- Una mañana fresca de Chullunkus y de trinos se perfiló la recia silueta de Sotelo Jallasi

Además de utilizar un lenguaje con agregados quechuas y aymaras, el lenguaje del autor abunda en vocabulario para pintar el paisaje y la cotidianeidad andina: Ejm:

- Colmadas nuestras balsas de rebulletes suchis, humantos coletudos y diversas bogas, que se asfixiaban abriendo con avidez sus bocas anfibias y lacres.
- Los leqeleqes volaban azorados hacia los páramos lejanos.


El cuento recoge los sucesos de una revolución tal cual. En la primera parte nos muestra el despertar del sentimiento de revolución y venganza de un indio (en primera persona) contra tanta explotación, en este caso del cura y gobernador. Luego de maldecir su tierra y su suerte, parece estar listo para cualquier asomo de rebelión. Y la rebelión llega, con Rumi Maki, con quien se realiza una revolución verdadera, pues es la respuesta directa ante tanta explotación, no en vano son 70 mil indios los que llevan a cabo esta misión.
El autor no sólo tiene como objetivo el entretenimiento o el arte, sino la exhortación al pueblo contra la explotación. No por esto los párrafos dejan de ser bellos y describir con precisión los paisajes andinos. Utiliza además, el autor, un ritmo moderado, sin hacer hincapié en el paisaje, como solían hacerlo sus contemporáneos.
A partir del texto podemos reflexionar de cuánto ha cambiado el panorama de los pueblos altiplánicos. Si bien es cierto, una reforma velasquista cambió las perspectivas, no resolvió completamente el problema. Basta con mirar a los sectores rurales. Pero tal como Kallata vaticina, será nuestra la victoria, y no será una estepa en llamas de la que estaremos hablando sino una estepa calcinada, como ya lo dijo alguna vez Padilla.