Alberto Rivarola Miranda nació en Puno el 2 de Agosto de 1892. Fue escritor y periodista, iniciando sus estudios en el colegio Seminario, luego trabaja en los diarios El Siglo, El Eco de Puno y Los Andes con el seudónimo Este Bandido. Fue también músico. Fundó la estudiantina Dunker, y obtuvo el segundo premio en un concurso de música de “La Cabaña” en Lima. Su narrativa trata de la chola mestiza y su perseverancia, utilizando un tono satírico.
El cuento se sitúa, probablemente, en la década del 30, cuando la ciudad de Juliaca está en formación y el eje de ésta es el ferrocarril, que impulsa el intercambio comercial en esta ciudad y por tanto, es la penetración del capitalismo en el altiplano. No trata de indios, ni de citadinos, sino de personajes que viven ese cambio, a fuerza de perseverancia y trabajo; tal como lo demuestra el lenguaje coloquial, que no tiene elementos Quechuas ni Aymaras, sino son un dialecto de un español altiplánico. Los temas no son pastorales, son más bien citadinos; pero no los de una ciudad constituida, sino la de una en esa transformación de campesino a citadino.
Rosaria se encuentra con Hermelinda, ambas comerciantes de Juliaca, cerca a la estación de tren. En su diálogo hablan del frío, de José y Pablo, amigos de ambas que transportan y les suministran mercancía. Luego comentan una función de teatro ocurrida el día anterior. Hablan de lo bien que es tuvieron los personajes, lo gracioso de la función, de Juliecita y lo hermosa que estaba. Luego tocan el tema de la orquesta y lo músicos, así como los temas que tocaron y la estudiantina. Seguidamente hablan de lo lleno de la función y la necesidad de un local más amplio para Juliaca y la desgracia que tuvo Rosaria por esto al clavársele una banderilla. Finalmente comentan el partido de esa tarde entre los antonianos y “los de acá”
El cuento refleja lo que Juliaca sigue representando en la actualidad. Los inmigrantes de un medio rural que forman una ciudad, que por tal motivo es comercial y desordenada. No es una ciudad con tradición y cultura suficientes, sino es una acumulación de inmigrantes que conforman esta metropolitana ciudad.
Rivarola juega con el lenguaje, pues parece recoger directamente una conversación cotidiana que nos muestra el lenguaje pícaro de las mestizas. No es un cuento que toque el tema andino propiamente, sino, podría decirse que inicia con recoger lo urbano, dentro de Puno, lo urbano cotidiano y común, es decir, la conversación de dos señoras. De esta forma el autor pinta la ciudad tal cual, pequeña, progresista y ambiciosa. Cito: “Juliaca ya necesita un local gúenazo”.